Fernanda Jiménez Lepine y Nevárez
“La igualdad ante la ley todavía no es igualdad frente a la vida. Nosotros esperamos que la mujer obrera conquista, no sólo la igualdad ante la ley, sino frente a la vida.” (Lenin, 1920)
Con este texto se busca dar a conocer acerca del abuso social, político y económico que las mujeres han sufrido por parte de la sociedad, se buscará darle una posible solución a esta desigualdad y problemática por medio del comunismo, tomando como ejemplo la Unión Soviética.
“La historia de todas las sociedades que ha habido hasta el presente es la lucha de clases” (Marx, 1847). Todas las civilizaciones alrededor de la historia de la humanidad, se han visto afectadas por el descontento social y por la constante lucha entre sus sectores fundamentales. Por lo general uno cree que la lucha siempre ha sido por parte de una clase económica oprimida hacia la clase opresora, dejando en la ignorancia la lucha constante del abuso hacia la mujer. Esta sociedad opresora logró esclavizarlas por sus “supuestas” desventajas naturales como su hipotética falta de inteligencia, su fragilidad, su incompetencia y su falta de fuerza física. Esta misma clase dominante fue quien la convirtió en una herramienta reproductora, con la única función de servir, criar a los hijos y de encargarse de la limpieza y del mantenimiento del hogar.
A lo largo de la historia, a la mujer le fue arrebatada su hegemonía, sus libertades y derechos. La sociedad creó una postura hacia la mujer y esta, se definirá por la creencia de que la mujer no tiene valor más que para el hogar y para la reproducción. La mujer se vuelve propiedad privada, primero de su padre y en el futuro de su esposo. Por consiguiente, la mujer pierde su libertad de decisión, libertad de opinión, libertad sobre su cuerpo e incluso la libertad sobre su apellido. En este momento, la mujer deja de ser un individuo racional y se convierte en un adorno para la sociedad, pierde su libertad y su identidad, eso la conllevó a convertirse en propiedad privada del hombre. Durante siglos, la posición de la mujer no cambió debido a que el hombre centró y controló el poder económico y con esto generó una dependencia por parte de la mujer hacia su proveedor. La mujer fue esclavizada ante sus propios ojos y no tuvo la posibilidad de romper con estos estándares debido a la falta de oportunidades, sociales, económicas y políticas que la sociedad y el sistema mismo creó.
La historia de la marginación y del sufragio femenino no va a conseguir ningún avance significativo, hasta la creación de la Unión Soviética. La Unión Soviética, formó un estado comunista que logró abolir la explotación de sus individuos. A través de la unión de las clases marginadas, incluyendo a las mujeres, la sociedad fue capaz de generar un cambio que benefició su crecimiento económico, mejoró la educación, desarrolló uno de los mejores transportes públicos, crearon avances tecnológicos, regularon los derechos reproductivos, crearon políticas ambientales, lograron erradicar el hambre, trabajaron en la cooperación internacional y permitió que la mujer fuera parte de la vida social y pública. La Unión Soviética, le otorgó a la mujer igualdad ante la ley y en la vida social, mejoró de raíz el derecho conyugal y el código familiar. Le regresó la facultad de casarse por voluntad propia, la mujer podía quedarse con su apellido y facilitaron la posibilidad de conseguir el divorcio. Se reconoció el papel de la maternidad como función social. La mujer contaba con una licencia de maternidad desde el inicio de su embarazo hasta un año después de dar a luz y el Estado absorbía en su totalidad los gastos monetarios de la mujer en cuestión. Esto les permitió continuar con sus actividades laborales sin tener la preocupación de perder sus trabajos. Al no existir diferencia laboral entre el hombre y la mujer, la discriminación laboral quedó erradicada. La mujer y el hombre contaban con las mismas oportunidades laborales. No existía restricción alguna en el ámbito laboral, por lo tanto, la mujer podía ejercer la profesión que ella deseara o considerara que fuera la más conveniente. La Unión Soviética luchó contra las ideologías y las tradiciones que le quitaban a la mujer su autonomía. El sistema abolió cualquier tipo de explotación, regresándole a todos sus individuos, entre ellos las mujeres, su valor humanizado; en este punto de la historia el hombre y la mujer vuelven a ser considerados, valorados y respetados como tal. La Unión Soviética sienta las bases de lo que hoy conocemos como feminismo ya que le regresó a la mujer su valor y alcanzó un estado absoluto de equidad entre géneros. Al caer la Unión Soviética, la mayoría de estos beneficios se vieron afectados debido a que la mujer regresó a su estado retrógrada, material e inhumano.
Puedo concluir que, gracias al movimiento feminista de la Unión Soviética, hoy contamos con una posible solución para combatir la explotación y el sufragio de la mujer. A través del comunismo se logra erradicar este tipo de explotación. El Estado Soviético logró juntar dos movimientos sociales, el movimiento del proletariado contra la clase burguesa con el movimiento feminista, les brindó a ambos movimientos una nueva alternativa y con este flameante y revolucionario camino lograron combatir la deshumanización que estaban experimentando. Sin embargo, no debemos dejar a un lado el papel fundamental de la mujer en la creación de la URSS, ya que, sin la participación femenina en el movimiento, este no se hubiera podido llevar a cabo con el éxito con el cual se consiguió. La Unión Soviética, permitió que el hombre y la mujer tuvieran los mismos derechos creando una sociedad que contaba con las mismas oportunidades y posibilidades para todos. La mujer a lo largo de la historia ha sido violentada. En la actualidad, la mujer se ha visto desfavorecida, humillada, maltratada y discriminada debido al sistema y a la misma sociedad opresora en el que vive. Estos no hacen más que celebrar y promover su explotación, quitándole su libertad e impidiendo a toda costa su desarrollo. Las mujeres de la actualidad, necesitamos empezar a buscar alternativas para poder parar con este ciclo de abuso constante que no trae consigo nada más que violencia y represión. Ya se logró una vez, somos testigos de que el feminismo bien acatado y formulado, no es una idea utópica; este es alcanzable pero únicamente se lograra si empezamos a buscar diferentes y nuevas alternativas que al igual que como lo hizo el comunismo en la Unión Soviética den frutos y ayuden a construir una sociedad más equitativa y justa. Está en nuestras manos lograr este cambio.
Bibliografía
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Vladimir, (1920). “A las obreras”.
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