top of page

LA GUERRA

Foto del escritor: YURIYURI

María José Puig Guzmán

En el presente ensayo, se abordará el tema de la guerra, particularmente de su origen y sus causas, desde un punto de vista psicoanalítico. Para esto, se seleccionará bibliografía de Sigmund Freud, fundador y máximo exponente del psicoanálisis, y de algunos psicoanalistas posteriores, tales como Assoun, Lacan, Nasio, Roudinesco y Dor Jöel. Resulta relevante mencionar, por ser este un texto que toma bibliografía psicoanalítica, que Sigmund Freud nació y creció en Europa durante las Guerras Mundiales, situación que probablemente influyó en su teoría.

Es preciso iniciar definiendo el concepto de guerra, ya que éste ha evolucionado y cambiado con el paso del tiempo de la misma manera que lo han hecho sus causas. En este texto, se entenderá a la guerra como aquel conflicto organizado y armado entre dos o más grupos de individuos, con el propósito de controlar recursos naturales o humanos, de someter o de destruir al enemigo. Asimismo, en la mayoría de los casos, es una forma de mantener o cambiar las relaciones de poder o de dirimir disputas económicas y/o territoriales.

Es importante señalar que la guerra ha estado presente desde los inicios de la humanidad hasta la actualidad y que es una experiencia universal que se ha dado en todos los países y culturas, sin excepción. Es la base de la vida y la muerte, de la supervivencia y la extinción.

A lo largo de la historia, se han desatado incontables conflictos bélicos entre dos o más grupos, mismos que han tenido resultados terribles como la muerte de cientos, miles y millones de personas e, incluso, se ha llegado a la destrucción de culturas y países enteros.

Pero ¿qué es lo que lleva al hombre a cometer tales atrocidades?, ¿qué es lo que lo lleva a ser tan violento y agresivo? Para dar respuesta a estas cuestiones resulta imprescindible entender la naturaleza del ser humano.

Freud en Malestar en la cultura explica que el hombre está compuesto por dos instintos diferentes llamados Eros y Thanatos. El primero se refiere al instinto de vida, que se encarga de unir a los individuos en comunidades por medio de lazos libidinales. Por su parte, Thanatos es el instinto de muerte que se encarga de diluir dichas unidades por medio de impulsos agresivos, con el objetivo de regresar a lo inorgánico y a lo primitivo.

“…además del instinto que tiende a conservar la sustancia viva y a condensarla en unidades cada vez mayores, debía existir otro, antagónico de aquel, que tendiese a disolver estas unidades y a retornarlas al estado más primitivo, inorgánico” (Freud, 1930).

Resulta obvio que la mayor parte del tiempo es Eros la que triunfa sobre Thanatos; sin embargo, sería conveniente cuestionarnos qué es lo que hace que haya un desbalance tan grande como para ocasionar que los hombres lleven a cabo sus impulsos agresivos y los descarguen en actos tan atroces como lo son los conflictos bélicos.

Para comenzar a responder a esta cuestión, es importante decir que existe un malestar cultural, mismo que surge del hecho de que los individuos no pueden descargar sus deseos de la forma en la que desean hacerlo, ya que la cultura y la realidad se los impide.

Como ya se mencionó anteriormente, la naturaleza del hombre son sus pulsiones, tanto las de vida como las de muerte; sin embargo, la segunda queda limitada por nuestras leyes y normas. Por lo que, si queremos vivir en sociedad, no podemos alcanzar la felicidad, ya que no podremos descargar nuestras pulsiones libremente “...el precio pagado por el progreso de la cultura reside en la pérdida de la felicidad” (Freud, 1930).

Se podría decir que es esta renuncia a nuestras pulsiones, que se va acumulando con el paso de los años, la que ocasiona que haya momentos específicos de la historia en los que Thanatos ha triunfado sobre Eros, formando así los conflictos bélicos que a nuestro tema atañe. Es decir, que el malestar en la cultura, que se forma por ese estado permanente de infelicidad ocasionado por el hecho de que el vivir civilizadamente impide que descarguemos nuestras pulsiones en la forma deseada, se junta hasta que un día explota y desemboca en las guerras tan temibles que han caracterizado a los distintos grupos humanos a lo largo del tiempo.

Esto conlleva a otra cuestión importante, ¿por qué es tan importante renunciar a estas pulsiones si su descarga es la que nos da la felicidad? La respuesta es sencilla, si no renunciáramos a estas pulsiones sería Thanatos el que triunfaría sobre Eros y viviríamos en un estado permanente de guerra y de desorden y, lo más probable, es que la especie humana se extinguiera a consecuencia de éste.

Lo anterior es explicado con claridad en Tótem y Tabú, texto en el cual Freud expone el origen de la sociedad, la religión y la moral, así como su importancia. El padre del psicoanálisis explica que estas instituciones surgen después de que un grupo de hermanos deciden matar al padre, ya que éste les ponía normas muy limitantes. Una vez que el parricidio es llevado a cabo y los hermanos se dan cuenta de que éste desató un caos, se instaura la ley, la religión y la moral. Es sumamente importante que dichas instituciones existan, ya que son las que permiten que los seres humanos no vuelvan a cometer el acto primordial e impide que lleven a cabo sus impulsos incestuosos o agresivos y que, por el contrario, repriman dichas pulsiones y las sublimen en algo socialmente aceptado como, por ejemplo, la religión, el arte o la ciencia.

“La sociedad reposa entonces sobre la responsabilidad común del crimen colectivo, la religión sobre la conciencia de culpabilidad y el remordimiento, y la moral, sobre las necesidades de la nueva sociedad y sobre la expiación exigida por la conciencia de culpabilidad…..Si los procesos psíquicos de una generación no prosiguieran desarrollándose en la siguiente, cada una de ellas se vería obligada a comenzar desde un principio el aprendizaje de la vida, lo cual excluiría toda posibilidad de progreso” (Freud, 1913).

Entonces, la sociedad, la religión y la moral, han trasmitido el parricidio y las consecuencias de éste de generación en generación, haciendo así que este acto no tenga que llevarse a cabo para ser recordado, sino que se realiza simbólicamente, en el inconsciente de cada persona, por medio del Complejo de Edipo. Éste es una fase normal del desarrollo humano, por medio de la cual, el niño siente una atracción sexual por su madre y una rivalidad con su padre, al final, se reprimen ambas y, así, se instaura la Ley: “La ubicación del falo es estructurante para el niño…es la prueba más clara de la instalación del proceso de la metáfora paterna y del mecanismo correlativo: la represión originaria” (Dor, 1994), “…la Ley rompe la ilusión de todo ser humano de creerse poseedor o de identificarse con una omnipotencia imaginaria” (Nasio, 1996). Esto quiere decir que, si el Complejo de Edipo no se llevara a cabo en el inconsciente de las personas, éstas no conocerían la Ley y, por tanto, no reprimirían y se creerían omnipotentes, lo cual provocaría que tuvieran que llevar a cabo nuevamente el crimen primordial y cerrarían así la posibilidad de progresar y de civilizar. Entonces, se viviría continuamente en un estado de desorden equivalente a la guerra.

Según Assoun en Freud y las Ciencias Sociales, aun cuando la sociedad, la religión y la moral son esenciales para que el ser humano se civilice y progrese haciendo que éste reprima sus pulsiones incestuosas y agresivas, éstas no desaparecen del todo, sino que, únicamente, son tapadas o reprimidas, pero siguen ahí esperando a ser descargadas “se ha escogido en la sinfonía del suceder universal un par de tonos civilizados y se ha desatendido de nuevo la poderosa melodía primitiva de las pulsiones…todo está dispuesto para tapar la melodía peligrosa, puesto que remite a un registro arcaico” (Assoun, 2003).

Es decir, la cultura es esencial para que los seres humanos no descarguen directamente sus impulsos sexuales o agresivos; sin embargo, aun cuando ésta ocasiona que los repriman, éstos no desaparecen, sino que siguen ahí esperando a ser descargados o sublimados. Una mala sublimación provoca que las pulsiones sean más propensas a descargarse directamente; por lo que, un país que no promueve la religión, la ciencia, el arte, el baile, etc. o que tiene diferentes formas de pensar en cuanto a estos temas, se encuentra más propenso a verse envuelto en un conflicto bélico importante.

Hasta esta parte del texto, se ha hablado únicamente del por qué el hombre es capaz de llegar a descargar sus impulsos agresivos de una manera tan extrema, pero no se ha mencionado el por qué puede una sociedad entera llegar a estos extremos.

En Psicología de las masas y análisis del Yo, Freud explica las características de las masas en las que “se borran las adquisiciones individuales, desapareciendo así la personalidad de cada uno de los que la integran….el individuo integrado en una multitud adquiere un sentimiento de potencia invencible, merced al cual puede permitirse ceder a instintos que antes hubiera refrenado forzosamente” (Freud, 1921), además, “dentro de una multitud, todo sentimiento y todo acto son contagiosos, las personas carecen de sentido crítico…los impulsos son siempre tan imperiosos que la personalidad e incluso el instinto de conservación desparecen ante ellos” (Freud, 1921).

Esto puede explicar el por qué en ciertos conflictos bélicos toda la sociedad es movilizada por sus impulsos y no por la razón como, por ejemplo, en la Segunda Guerra Mundial, en la que, bajo la influencia de un líder de ideas radicales, la multitud sucumbió a sus impulsos en lugar de a la razón y muchas personas cometieron crímenes terribles que, de no estar dentro de una masa, no hubieran llevado a cabo.

Una vez entendido lo anterior, resulta conveniente plantear nuevas cuestiones, tales como ¿qué es lo que pasa actualmente que, por cualquier cosa, se desatan conflictos bélicos que amenazan con la destrucción del mundo?, ¿qué es lo que le espera a la sociedad en los próximos años? Para dar respuesta a dichas inquietudes, se retomará bibliografía de la historiadora y psicoanalista francesa Elisabeth Roudinesco.

Ésta, en su libro Nuestro Lado Oscuro, expone la idea de que la sociedad actual ya no tiene las características de la sociedad neurótica freudiana, sino que, cada día, se inclina más por aquellas que corresponden a la perversión: “la sociedad de hoy está convirtiéndose en una sociedad perversa debido a la prevalencia generalizada del borrado de todas las fronteras” (Roudinesco, 2009). Es decir, que hoy en día, las personas ya no tienen sus límites claros, confunden lo que es humano de lo que no lo es, embrollan el cuerpo con la psique, la naturaleza con la cultura, las normas con la transgresión de las mismas, etc.

Esto puede deberse a que los seres humanos piensan que para ellos ya no hay imposibles. La tecnología y la ciencia han avanzado tanto en los últimos años que, hoy en día, son viables aquellas cosas que apenas 10 años atrás se creían imposibles, creando así que los seres humanos vuelvan a creerse omnipotentes y que renieguen la falta que los caracteriza. Es por esto que hoy, no pasa nada si se quebranta la Ley o si se desata una guerra si eso es lo que hace falta para cumplir dicho objetivo de omnipotencia, de tenerlo todo.

Por ejemplo, Estados Unidos le declara la guerra a cualquier país que entorpezca su consolidación como la potencia mundial, entra en conflicto con cualquier nación que haga quebrantar su poder o su omnipotencia, con cualquier entidad que tenga algo que ellos no posean y que le haga ver que están en falta.

En conclusión, las guerras son conflictos armados entre dos o más grupos humanos que tienen su origen en la necesidad de los hombres de reprimir o sublimar sus pulsiones agresivas debido a los requerimientos de la cultura en la que viven, lo cual desemboca en un malestar general que, al acumularse, termina por explotar y convertirse en una guerra. No obstante, la cultura resulta indispensable para la conservación de la especie, por lo que, lo más adecuado, sería que todos sublimáramos lo más posible para que, así, por lo menos, descargáramos la mayor parte de nuestras pulsiones en algo socialmente aceptado y no se tuviera que llegar al extremo, es decir, a una guerra. Sin embargo, la tecnología y la ciencia han avanzado tanto que le han hecho creer a los hombres que son omnipotentes, que están completos y que lo saben todo, por lo que resulta importante frenar esta idea si no se desea entrar a un conflicto bélico en el que no haya límites, en el que se destruya todo.

Referencias

Assoun, Paul-Laurent. (2003) Freud y las ciencias sociales: psicoanálisis y teoría de la cultura. Barcelona: Ediciones del Serbal.

Dor, J. (1994). Introducción a la lectura de Lacan. El inconsciente estructurado como lenguaje. Barcelona: Gedisa.

Freud, S. (1913). Tótem y Tabú en Obras Completas. Vol. 13. Buenos Aires: Amorrortu.

Freud, S. (1921). Psicología de las masas y análisis del yo en Obras Completas, Vol. XVIII, Buenos Aires: Amorrortu

Freud, S. (1930). El malestar en la cultura en Obras Completas, Vol. XXI. Buenos Aires: Amorrortu.

Nasio, JD. (1996). Enseñanza de 7 Conceptos Cruciales del Psicoanálisis. Barcelona: Gedisa.

Roudinesco, E. (2009) Nuestro lado oscuro. Barcelona: Anagrama.


Mtra. María José Puig Guzmán

Psicoterapia sistémica

55-16-32-18-29

9 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

PSYCHÉ

EL DUELO

Comments


bottom of page