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¡PONTE BUZO CON LO QUE TE HAN CONTADO!

  • Foto del escritor: YURI
    YURI
  • 4 sept 2020
  • 4 Min. de lectura

Guadalupe Pompa

Imagínate crecer en un mundo donde te dicen que tú como hombre eres superior a las mujeres y por ende no tienes que ser como ellas.

Imagínate que te dicen que por ser hombre, no tienes derecho a sentir y que si te atreves te estás acercando al submundo de la feminidad, la mariconeria, no importa que sentir emociones no tenga sexo alguno, sino que simplemente es de HUMANOS y a ti te lo niegan, solo por una cuestión de socialización genérica, en la que nunca ni siquiera habían pensado.

Imagínate toda la represión con la que vivirías: no podrías llorar al ver una película libremente porque inmediatamente te juzgarían otros hombres, te acusarían de estar “llorando como niña”, imagínate que no puedes hablar de que te está yendo mal en lo laboral, porque inmediatamente tu valía como hombre se pondría en tela de juicio, pues un hombre debe de ser exitoso y con dinero, imagínate que no puedes acercarte a tus hijos mucho y ser un padre muy amoroso porque inmediatamente te juzgarían de mandilón, imagínate que para ti el amor es libre y a tu pareja la ves como un ser libre que puede ir y venir y disfrutar la relación contigo y entonces tus amigos te aconsejarán que no seas “menso”, que las mujeres cuando salen es para ver qué ligan y entonces tu entrarías en un estado de confusión entre lo que tú en verdad crees y sientes acerca del amor.

Todo el cúmulo de sentimientos que te tendrías que tragar y reprimir hasta que un día no aguantes y explotes y entonces te liberas por un momento en el seno de tu familia donde gritaste e insultaste. Sería terrible porque tu mundo de acción se sujetaría a lo que te dijeron otros; ¿quiénes?, quién sabe, pero seguramente te traería problemas en tus relaciones interpersonales, no podrías disfrutar de tu individualidad de manera tranquila y plena porque tendrías que estar demostrando que eres “muy hombre” porque cumples con estos estereotipos de éxito y de machismo y a ti nadie te dice nada, aunque eso implique el deterioro en las relaciones interpersonales (los vínculos valiosos para ti).

No podrías conocer lo hermoso que es desahogarse con otras personas de las vicisitudes de la vida y que éstas se dan siendo hombres o mujeres, te perderías de poder expresar palabras de mucho amor y ternura por miedo a parecer femenino o que se ponga en duda tu masculinidad.

Pero ¿por qué pasa esto?

Corsi (1984) menciona que los hombres son socializados bajo estas creencias: el hombre es para ser libre, exitoso, objetivo, racional, juez de la casa y la autoridad de la misma. Y la resolución de los conflictos se les enseña desde esta postura que es por medio del enojo, la cólera defensiva y culpabilizar a los otros. Estas creencias ayudan a fomentar la violencia, por ende a generarla como un medio de solución de conflictos.

También menciona que muchos de los mitos que viven los hombres son que ellos no lloran, que siempre deben estar disponibles para el sexo y que su masculinidad esta ratificada a partir del éxito laboral y desempeño sexual.

Los perfiles psicológicos de quienes llegan a ejercer violencia coinciden con que les han enseñado a reprimir totalmente sus emociones, a no cuidar de sus cuerpos y por el contrario asumir conductas temerarias, es decir, prácticamente a evitar todo lo asociado a lo femenino.

El gran problema de esta represión emocional es lo que lleva a muchos hombres a ejercer violencia en el seno de lo privado, pues ahí es donde, con base en estas creencias, tiene que demostrar su dominio, su poderío, aunque sea un círculo vicioso, pues los familiares sufren después de ser violentados, pero también los hombres que ejercen violencia sufren por haberla ejercido. Sin embargo, estas creencias de desplazar la culpa y que ellos tienen la verdad absoluta solo por ser hombres les puede llegar a impedir un cambio en la conducta violenta y por ende en la mejoría de sus relaciones interpersonales.

Me pregunto si esta manera de enseñar a ser hombres no es una condena al sufrimiento: a no poder ser. Me pregunto si esta manera de educar a los pequeños no es violenta.

Los primeros violentados también son ellos. Desde que no pueden llorar, no pueden expresar o simplemente no pueden ser sencillamente humanos.

· “No llores porque tú eres machito”.

· “Tú eres el hombre de familia”.

· “Tú debes de cuidar a tus hermanas, porque eres hombre”.

· “La mujer te debe de seguir y obedecer”.

Debemos buscar espacios donde se vuelva normal la expresión de las emociones en los hombres, espacios donde puedan hablar del gran peso de esta carga cultural de ser el “súper hombre”, un lugar donde puedan sacar las frustraciones de sus vivencias pasadas, presentes y sus miedos acerca del futuro, espacios para cuestionar este estilo patriarcal de crianza, espacios donde sencillamente puedan ser ellos: sencillamente humanos.

La invitación es a desafiar estas creencias, a pensar más allá acerca de los roles, estereotipos y cualquier creencia que nos impida como HUMANOS poder ser como cada uno de nosotros decidamos.

Apostar a la capacidad de cada ser humano a que no se quede en lo que es, si no en lo que puede llegar a ser.

Referencias

Corsi, J. Violencia intrafamiliar, una mirada interdisciplinaria sobre un grave problema social. Buenos Aires, Argentina; Paidos 1994

PSICOLOGA: GUADALUPE POMPA

guadalupe.pompa@outlook.com

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