Gerardo Noriega Rivero
El Puente del Gard es la parte más conocida del acueducto romano que conducía el agua desde un manantial en Uzès a la ciudad de Nemasus (actual Nimes), en el sur de Francia. El acueducto completo tenía una pendiente de 34 cm/km (1/3000), descendía apenas 17 m en su trayecto de casi 50 km y conducía 20 millones de litros de agua al día. Funcionó entre los siglos i y ix de nuestra era. El puente, construido a tres niveles, mide 49 m de altura y 275 m de largo (360 m en la época romana). Es el acueducto romano más alto y, junto al de Segovia, en España, uno de los mejor conservados. La UNESCO declaró el puente Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1985.
Foto: Benh LIEU SONG (flickr). CC BY-SA 3.0.
La tecnología (del griego τέχνη [tejne], «arte, oficio, habilidad manual», y -λογία [-logía], «estudio») es el conjunto de teorías, técnicas, métodos y procesos empleados a fin de aprovechar el conocimiento científico para resolver problemas prácticos, como el diseño y la creación de productos o servicios y el logro de otros objetivos de bienestar. Aunque hay tantas tecnologías como ciencias, el término puede usarse en singular para designar a cada una, y tanto en singular como en plural para referirse al conjunto. La tecnología permite, por ejemplo, automatizar las tareas manuales mediante la invención de máquinas y aparatos en los que se incorpora el mismo saber tecnológico para posibilitar su manejo sin necesidad de conocer a fondo su funcionamiento. La forma de tecnología más simple es la concepción, fabricación y empleo de herramientas manuales básicas. El descubrimiento prehistórico del control del fuego y la posterior revolución neolítica (el paso de la vida nómada a la sedentaria gracias a la adopción de la agricultura y la ganadería) fueron hitos tecnológicos que aumentaron la provisión de alimentos.
Imprenta francesa de principios del siglo xvi.
La invención de la rueda fue un avance que facilitó el transporte, aumentó la velocidad y la distancia de los viajes y dio al ser humano mayor dominio sobre el medio ambiente. Los adelantos tecnológicos de la era moderna, como la imprenta de tipos móviles, el teléfono e internet, han derribado los obstáculos físicos para la comunicación y hoy permiten el libre contacto entre las personas a escala mundial.
Montaje de una turbina de vapor fabricada por Siemens. Estas turbinas producen la mayor parte de la electricidad que se consume hoy en día. Hay una estrecha correlación entre el consumo de electricidad y el nivel de vida. Se cree que la electrificación es el mayor logro de ingeniería del siglo xx.
Foto: Cortesía de Siemens Alemania. CC BY-SA 3.0.
La tecnología tiene muchos efectos, a veces contrarios entre sí. Ha contribuido al progreso de las economías avanzadas (incluida la economía globalizada de nuestro tiempo) y propiciado el consumismo en las sociedades ricas. Muchos procesos tecnológicos producen desechos contaminantes y agotan los recursos naturales en perjuicio del planeta. El avance tecnológico siempre han influido en los valores de las sociedades y planteado problemas nuevos a la ética de la tecnología. Ejemplos de esto último son el surgimiento del concepto de eficiencia y productividad humanas y los desafíos que la tecnología implica para la bioética. Por otra parte, la tecnología puede usarse para proteger el medio ambiente, buscando soluciones innovadoras y eficientes para resolver de manera sostenible las necesidades crecientes de la sociedad sin agotar o degradar los recursos materiales y energéticos del planeta ni aumentar la desigualdad social. Un ejemplo de esta tecnología benéfica son las energías limpias o renovables.
El astronauta estadounidense Bruce McCandless realiza un vuelo autónomo fuera del transbordador Challenger en 1984. Para ello utiliza una mochila acoplada al traje espacial, provista de controles manuales de movimiento y propulsada por nitrógeno a presión. Al fondo, la Tierra.
La tecnología ha suscitado debates filosóficos, y aún no hay acuerdo entre los expertos en cuanto a si mejora o empeora la condición humana. El neoludismo, el anarquismo primitivista y otras corrientes reaccionarias critican su omnipresencia y alegan que daña el medio ambiente y aísla al ser humano. En cambio, los partidarios de ideologías como el transhumanismo y el tecnoprogresismo consideran que el progreso tecnológico constante es benéfico para la sociedad y la condición humana.
La invención de los circuitos integrados y el microprocesador (aquí un procesador Intel 4004 de 1971) inició la moderna revolución de las computadoras.
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