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VIOLENCIA Y RESILIENCIA

  • Foto del escritor: YURI
    YURI
  • 4 sept 2020
  • 2 Min. de lectura

Paula Villagómez Volkers

En el trabajo con familias, es indispensable analizar los factores de riesgo y los protectores (que son los recursos internos) que les permiten continuar desarrollándose y salir adelante a pesar del riesgo al que están expuestos.

Sin duda, el trabajo con familias que están atravesadas por la violencia, puede ser muy cansado y así como el trabajo con otras poblaciones (niños con cáncer, asesinos, delincuentes, adolescentes en conflicto con la ley o personas con alguna adicción, por mencionar algunas), “no es para todos”.

El término de resiliencia se utiliza para explicar la forma en que algunas personas que viven en situaciones adversas con altos niveles de estrés, pueden responder de manera positiva y adaptada. En el trabajo con personas afectadas por violencia familiar, se tienen que tomar en cuenta tanto los factores de riesgo, como los factores protectores, que pueden ser intrínsecos al individuo o encontrarse en el ambiente en el que se desenvuelve; a esto se le llama “visión bio-ecológica”.

“El modelo ecológico nos permite comprender la influencia dinámica de múltiples factores en el desarrollo de la persona, pues entiende al desarrollo humano como un proceso dinámico, bidireccional y recíproco” Morelato, 2011.

De acuerdo con el artículo citado y con base en mi experiencia profesional, mirar el problema del maltrato infantil desde el modelo ecológico, permite reconocer factores de riesgo como una madre adicta, un padre alcohólico, un medio social de pobreza y exclusión y los factores protectores que podrían ser alguna figura de apego no amenazante para el niño(a) que es generalmente un familiar alterno, una persona que toma consciencia del problema y levanta una denuncia, e incluso las instituciones de asistencia que se dedican a trabajar y fortalecer los recursos internos y externos de dicha población. Es importante mencionar que en el trabajo del día a día no se niegan los efectos del maltrato, pero se identifican las fortalezas que amortiguan los riesgos y se interviene echando mano de ellas, confiando en la gran capacidad de aprendizaje y cambio que como seres humanos tenemos.

La terapia familiar sistémica y el modelo ecológico son muy útiles para hacer intervención en población afectada por violencia, pues el trabajo puede enfocarse en fomentar las competencias, habilidades y capacidades para mejorar la situación que se está viviendo y, en un contexto ecológico de la familia, se actúa para fortalecer sus redes, establecer otras nuevas y/o cambiarlas, ayudando así al desarrollo de todos los integrantes de la misma.

Referencia:

Morelato, Gabriela (2011). Resiliencia en el maltrato infantil: aportes para la comprensión de factores desde un modelo ecológico. Revista de Psicología, 29(2),203-224. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=3378/337829520001

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