Jacqueline Volkers Gaussmann
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En mi experiencia personal, después de haber sido diagnosticada, hace tres años, con una enfermedad crónica degenerativa y autoinmune, una de las recomendaciones de mi médico y nutrióloga, fue que cambiara de forma radical mi régimen alimenticio. Es importante recordar que el tratamiento para cualquier enfermedad, no solo consiste en tomar medicamentos, que la modifiquen, y mejoren los síntomas, sino que también se debe considerar como parte del tratamiento llevar un programa integral de salud de diversos aspectos de la vida para lograr un bienestar físico, mental, emocional, y social para lograr un equilibrio y así llevar una vida plena y feliz. ¿Qué implicaba?, la dieta, se llama ¨mediterránea¨ consistiría en quitar solo algunas cositas: 0% gluten, 0% lácteos y derivados, 0% carnes rojas, 0% azúcares y harinas procesados, 0% grasas, 0% sal / sodio.
Mi primera reacción, fue: ¿Están locos? ¿Cómo lograrlo? Parecía muy complicado, pero… ¿Qué alternativa tenía?, si solo de esta forma tendría una mejor calidad de vida y por ende, frenaría brotes y malestares propios de la enfermedad. He de confesar que sin duda, al principio fue muy duro y sumamente difícil, más aún que estaba acostumbrada a comer de forma desordenada, porque mi dieta era hipercalórica, DELICIOSA, con muchos excesos y sin control, todo cuanto se me antojaba, evidentemente en ese entonces tenía un sobrepeso de 40 kilos, llegué a pesar 104, quienes me conocen, no lo pueden creer, basta ver algunas fotos. Y entonces, ¿Qué SÍ puedo comer? La dieta mediterránea incluye, pescado – omega 3 y 6, pollo una o dos veces por semana, muchas verduras y frutas (excepto mango y plátano, que son sumamente inflamatorias). POLIFENOLES (que son los antioxidantes naturales, muy fácil se encuentran en arándanos, ciruelas y berries). No todo suena tan grave, ¡También me doy mis gustitos!, algo dulce, panquecitos de harina de avena o almendra con azúcar mascabado, ¿no suena mal cierto? Y de verdad, al cabo de unos años, de constancia los resultados son otros, me siento bien y me veo mejor. A todo se acostumbra uno.
La decisión de mantener hábitos saludables, es totalmente INDIVIDUAL, se tenga o no cualquier enfermedad.
En México, es preocupante el incremento del sobrepeso y la obesidad, en la población en general, y uno de los principales factores es el sedentarismo y la falta de actividad física, Existe apatía y muchos pretextos (¡No tengo tiempo!, ¡Qué flojera!, ¡Me duele todo!, etcétera), sin embargo es de suma importancia concienciarse de que el ejercicio es fundamental para la salud en general, el bienestar y la prevención de diversas enfermedades.
Como lo comenté antes, y a manera de conclusión, para muchas personas, enfrentarse a la vida con cualquier enfermedad, es muy complejo y frustrante, ya que NO fue una elección personal; sin embargo, lo que SI puede ser una elección personal es cómo enfrentar la enfermedad: mantener una actitud positiva, hacer ejercicio y cambiar hábitos alimenticios. CUIDAR NUESTRA SALUD ES UNA DECISION PERSONAL DE LA CUAL SI PODEMOS TENER EL CONTROL Y SIN DUDA, PUEDE HACER QUE MEJORE NUESTRA CALIDAD DE VIDA
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