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DIVULGACIÓN CIENTÍFICA Y CIENCIA FICCIÓN

Foto del escritor: YURIYURI

Gerardo Noriega Rivero

Portada de la edición francesa de Hetzel de «Las aventuras del capitán Hatteras en el Polo Norte», de Julio Verne (1865).

Foto: Rama.


La divulgación científica es la actividad consistente en explicar los conocimientos de la ciencia y la tecnología para ponerlos al alcance del gran público, es decir, las personas no especializadas en disciplinas científicas. Entre los temas que se tratan están los avances científicos o tecnológicos más recientes (por ejemplo, el descubrimiento del bosón de Higgs, una partícula elemental), las teorías más aceptadas por la comunidad científica (por ejemplo, la teoría de la relatividad de Einstein) y otras cuestiones más o menos amplias de una ciencia determinada.

Uno de los precursores de la divulgación científica fue el astrónomo italiano Galileo Galilei con su libro Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo ptolemaico y copernicano, publicado en 1632, en el que tres personajes ficticios debaten durante cuatro días sobre las concepciones del universo de la época: la de Aristóteles y Claudio Ptolomeo, por un lado, y la de Copérnico, por el otro. Quizá el primer ejemplo moderno de publicación periódica dedicada a la divulgación científica sea la revista estadounidense Popular Science, fundada en 1872.











Galileo, retratado por el pintor flamenco Justus Sustermans (1636).













Frontispicio de la primera edición de los Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo ptolemaico y copernicano (1632).

Hoy en día la divulgación científica se realiza en todos los formatos y medios de comunicación: documentales de televisión, artículos periodísticos, revistas y blogs especializados. Hay incluso canales de televisión dedicados a difundir temas científicos, como el Discovery Channel y el National Geographic Channel. El afán divulgador de muchos medios informativos ha hecho que la actividad también se conozca como periodismo científico. Desde el punto de vista literario, la divulgación científica es un subgénero del ensayo.

Algunos científicos han escrito verdaderos best sellers de divulgación, como el astrofísico y cosmólogo británico Stephen Hawking con su Breve historia del tiempo. Del big bang a los agujeros negros (prologada por el cosmólogo y astrobiólogo estadounidense Carl Sagan), y el propio Sagan con Los dragones del Edén. Especulaciones sobre la evolución de la inteligencia humana, que ganó el Premio Pulitzer en 1978. Los escritores especializados en divulgación científica, muchos de los cuales suelen escribir también ciencia ficción, son tan importantes como los científicos mismos porque explican al público el conocimiento generado por el quehacer de éstos.










Stephen Hawking en los años ochenta.











Carl Sagan en 1994. Foto: Michael Okoniewski

Sagan adquirió fama de divulgador con su libro y serie documental Cosmos, un viaje personal. Otros científicos que han contribuido a la divulgación son el matemático británico Jacob Bronowski con el libro y serie documental El ascenso del hombre; el etólogo y biólogo evolutivo británico Richard Dawkins con el libro El gen egoísta; el paleontólogo, biólogo evolutivo e historiador de la ciencia estadounidense Stephen Jay Gould con ensayos en la revista Natural History y libros sobre la evolución biológica; el filósofo de la ciencia estadounidense Martin Gardner, con libros y artículos de matemáticas recreativas, estos últimos publicados en Scientific American; el naturalista británico David Attenborough con la serie documental La vida en la Tierra y muchas otras que la siguieron; la astrofísica mexicana Julieta Fierro con una veintena de libros de divulgación de su especialidad, así como el biólogo mexicano Enrique Gánem con libros y programas de radio y televisión sobre biología, física, química y astronomía.





















Un género narrativo que agrega un gran contenido de divulgación científica al relato de aventuras es la ciencia ficción, sobre todo el subgénero llamado ciencia ficción dura, que presenta temas científicos bien documentados y con un alto grado de rigor y precisión. En general, los escritores del género tienen una sólida formación científica o técnica. Destacan el francés Julio Verne, considerado, junto con el británico H. G. Wells, el «padre de la ciencia ficción»; el estadounidense de origen ruso Isaac Asimov, que además de escribir decenas de novelas y colecciones de cuentos del género, dedicó dos décadas de su vida a escribir libros de divulgación científica; los británicos Stephen Baxter, Arthur C. Clarke y Fred Hoyle, y el estadounidense Poul Anderson.

Julio Verne aspiraba a hacer accesibles al público los conocimientos científicos de su tiempo y sus asombrosas aplicaciones técnicas, para acelerar el progreso y la liberación de la humanidad. En ese oficio mitad literario y mitad divulgador, predijo con gran acierto inventos, descubrimientos científicos y acontecimientos históricos que no se produjeron hasta mucho después de su muerte. Entre los inventos están el submarino, el helicóptero, las naves espaciales, los grandes trasatlánticos, los motores eléctricos y de combustión interna, los robots, internet y las armas de destrucción masiva. Entre los hallazgos y acontecimientos históricos se cuentan el descubrimiento de las fuentes del Nilo, la conquista de los polos, los gobiernos totalitarios y la llegada del ser humano a la Luna.








Julio Verne en 1892. Foto: Lock & Whitfield.

Itinerario y medios de transporte de la novela de Verne La vuelta al mundo en ochenta días. Mapa: Andru.p.b https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/deed.es

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