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MUNDO COVID

Foto del escritor: YURIYURI

Fernando Andrade Díaz

Después de la última epidemia global de H1N1 especial atención se puso en posibles amenazas epidemiológicas futuras. Desde ese tiempo se advertía la bomba de tiempo que los virus de la familia del Covid podrían suponer para el futuro, tomando en cuenta las condiciones tan pobres en que se manejan los mercados tradicionales chinos. Aunque, ni con los mejores modelos, nadie podría haber predicho la magnitud de este fenómeno que está afectando muchos ámbitos en todo el planeta. Podrías pensar que hablar de todo el planeta es exagerar, pero nada más basta con ver noticias locales para ver el impacto que tiene en distintos países. En el presente texto trataré de contarte un poco de este nuevo mundo, el mundo del Covid.

Cercano al inicio del Gran encierro, de manera anecdótica, parecía que el fenómeno mostraba su cara más amable: tráfico reducido, cielos limpios y animales salvajes retomando su rombo en asentamientos humanos. Pero el rostro humano se mostró, frío y sin piedad, pobreza, inseguridad, crisis económica generalizada, problemas de salud mental entre otros. El ying y el yang de un fenómeno. Pero más preocupante aún es la relación tan estrecha que tienen todos lo estos fenómenos y, como todo sistema complejo, los fenómenos emergentes que nadie podría haber predicho al principio.

La primera respuesta ante un virus de esta magnitud fue el aislamiento social, estrategia que había resultado exitosa como en el escenario de H1N1. Esta estrategia redujo considerablemente la movilidad y con esta la actividad económica. Una gran cantidad de empleos se movieron al hogar de los trabajadores. Esto conllevo a un uso diferente de la energía, habiendo un aumento en el consumo de energía en nivel residencial y, a su vez, de manera indirecta afectando el precio del petróleo, por poner un ejemplo. Aunque el sector residencial aumento su demanda energética y con esto la emisión de CO2 otros sectores, como la aviación, redujeron considerablemente su producción de este y otros gases de efecto invernadero, tendencia que se hizo mundial en la primera parte de la pandemia. Esto nos muestra cómo se puede reducir la producción de CO2 en poco tiempo con cambios, si bruscos, de hábitos en la actividad humana. Esto quiere decir que hay luz al final del túnel en la lucha contra problemas como el cambio climático global, que podía convertirse en la siguiente gran crisis global.

Aunque este cambio de hábitos es sólo temporal y conlleva un problema social importante. Hay una relación entre la producción de CO2 y el crecimiento económico, mismo que se puede observar con datos de China en recientes años. Además, siendo este fenómeno temporal, es probable que se vuelva a usar la energía de manera similar a como se estaba usando en el periodo antes de la pandemia. Es importante recordar que no sólo el CO2 es un gas contaminante, hay otros que podrían dar luz si estos nuevos hábitos de consumo de energía y producción de gases pueden o no ser benéficos. Durante la transición de inverno a verano hay una reducción considerable en la emisión de NO2 en la tropósfera en particular en la región de Wuhan.

La reducción de gases contaminantes, en especial de manera sostenida, puede mejorar la salud humana en diferentes niveles como enfermedades respiratorias y muertes prematuras. Y no sólo es una conjetura, la reducción, incluso por periodos breves de disminución de tráfico como en los juegos olímpicos de Atlanta 96 ya demostraron efectos positivos en la salud. Durante este periodo de confinamiento cabe la pregunta si un beneficio secundario de la reducción de tráfico e industria pueda ser, a su vez, mitigar los efectos de la contaminación en la salud y que esto evite más muertes por complicaciones debido al Covid.

Sin embargo, aunque los efectos secundarios positivos de la pandemia existen es obvio que el efecto socioeconómico podría llegar a ser mortal en el largo plazo. El aislamiento sostenido podría llegar a tener impacto también en la salud de las personas por efectos asociados a la pobreza. Esto se debe a la ruptura de las cadenas de producción y cese de empleos en diferentes sectores lo que provoca afectaciones a la economía de millones de personas en todo el globo. También cuando las cadenas de producción se reducen la disponibilidad de productos básicos se reduce. Esto significa que poblaciones, en especial en estado de pobreza, podrían no adaptarse bien ante situaciones emergentes como riesgos climáticos como huracanes u otros desastres naturales.

La industria alimentaria, misma que no debe parar como otros sectores económicos lo han hecho, se convierte entonces en una fuente potencial de contagios de Covid, hecho que ya está ocurriendo en Estados Unidos. Pero sin la industria alimentaria funcionando aunado a la falta de seguridad social alimentaria podrían convertirse en una de las mayores crisis desde los desabastos de post-guerra. Otro efecto que se debe tomar en cuenta en esta ecuación alimenticia es el comercio internacional.

En 2007 ya ocurrió un freno en exportaciones lo que provocó aumento en el precio de alimentos en especial cereales. Cuando eso sucede las comunidades agrícolas suelen verse afectadas debido a que las políticas de distribución priorizan las zonas urbanas. Esta dinámica logra que los precios internacionales aumenten considerablemente. Por el momento las reservas, que son mayores a las de 2007, están amortiguando que ocurran estos efectos, pero no debería ser de sorpresa que poco a poco el precio de alimento de canasta básica pueda subir.

Junto con la pobreza vienen asociados problemas ambientales como la deforestación desmedida y la sobre explotación de la naturaleza. En África se ha visto un incremento de caza ilegal debido al colapso del ecoturismo en la zona. En el Amazonas la deforestación va a la alza, comparado con 2019. Este tema suele no ser tratado de manera eficaz por autoridades gubernamentales pero es un tema prioritario para evitar efectos de cascada asociados a la pérdida de la biodiversidad. La inversión y cualquier otra alternativa económica para la reactivación económica de estas zonas podrían revertir estos fenómenos.

El presente texto ha tenido la intención de mostrar que la tierra vista como sistema está conectada desde diferentes ámbitos. Este momento histórico puede ser un parteaguas para un periodo oscuro de recesión y problemáticas socio-ambientales, pero también puede ser vista como una oportunidad de empezar a entender a nuestro planeta como un sistema complejo y con la información recabada tomar decisiones adecuadas para la resolución de problemas que pronto serán más graves como el cambio climático global. Un esfuerzo debe hacerse para hacer ciencia de frontera y de hacer ciencia integral con la finalidad de ofrecer alternativas viables para la implementación de políticas públicas en beneficio, no de una nación, sino del mundo entero.

Bibliografía

Diffenbaug N. S. et al. 2020. The covid-19 lackdown: a window into the earth system. Nature Reviews.

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